San Martín: el hombre y el prócer.

Una mirada desde el bicentenario
Por el Lic. Bruno Pazzi. Sociólogo

Estamos atravesando el período del bicentenario. Este proceso, que va desde 2010 a 2016 en la Argentina, será, sin lugar a dudas, un tiempo propicio para la reflexión sobre nuestra historia, nuestros orígenes y la visión de país que tuvieron nuestros próceres, quienes tuvieron la responsabilidad de conducir los destinos de la Patria. Pero también es un tiempo para pensar cómo somos los argentinos, el ciudadano, el hombre o la mujer común que, con su valores, virtudes y también sus características a mejorar, señalan la forma de
vida que llevamos, la vida cotidiana que elegimos tener, que se refleja también en las instituciones que
constituimos. En definitiva, es un tiempo en el que sin duda los argentinos, queramos o no, nos miraremos a nosotros mismos para preguntarnos qué riquezas poseemos, tanto humanas como sociales o culturales. Y qué falencias, también. Así como las personas, cuando cumplen años, suelen naturalmente meditar sobre el
sentido que están dando a sus vidas (y en especial cuando se trata de números redondos: se habla de la crisis de los 30, de los 40, etc.), de la misma manera le sucede a las sociedades, que tienen una vida propia independiente de la vida de los sujetos que la componen. La sociedad humana tiene la capacidad de  pensarse a sí misma, tanto a nivel global como nacional, regional o local.
Cuando las sociedades, los gobernantes y los ciudadanos comunes tienen clara noción de que, al momento  de tomar decisiones que afectan a los demás, lo central a tener en cuenta es la dignidad del ser humano en
sí mismo, entonces hay mayores posibilidades de que esa sociedad sea más feliz. Cuando una sociedad olvida que el centro de la mirada tiene que estar puesta en el hombre (o la mujer), y comienza a priorizar el dinero, el poder u otras cuestiones, la dignidad de la vida humana queda de lado y el hombre se vuelve un número. 
Sería interesante, aprovechando el mes de agosto en el que se conmemora el fallecimiento del General José de San Martín, Padre de la Patria, prestar atención a su parte humana, al hombre detrás del prócer, aquella parte a la que generalmente menos se le presta atención, porque justamente él fue una persona con preocupaciones humanas y sencillas en su vida cotidiana. Viendo cómo era San Martín como ser humano, como padre, esposo, abuelo, podemos darnos cuenta de que era un hombre sensible, común, y que como tal sabía que detrás de las luchas que emprendía estaba la felicidad de las personas de estas tierras. Es muy
difícil lograr ver cómo un ser humano de carne y hueso llevó adelante la tarea de liberar no solo su propia Patria sino también Chile y Perú, pero al humanizarlo nos resultará más fácil poder identificarnos con él.
Así, por ejemplo, la imagen más difundida de San Martín lejos de su Patria, por la que luchó, es la de un hombre que se dedicó al cuidado de su única hija, Mercedes. Se ocupó de sus estudios y de darle la
mejor preparación posible para la vida, de enseñarle los valores que la ayudarían a ser más feliz. Esto es así
porque San Martín daba gran importancia a la educación, como se ve en uno de sus escritos a los maestros
de Mendoza: “La educación formó el espíritu de los hombres (…) La libertad, ídolo de los pueblos libres (…) El destino del preceptor de primeras letras que usted ocupa le obliga íntimamente a suministrar estas ideas a sus alumnos.
Recuerde usted que esos tiernos renuevos, dirigidos por manos maestras, formarán algún día una nación culta, libre y gloriosa.”
Revisar las inquietudes humanas de San Martín, sus preocupaciones por el bienestar de los suyos y de los
habitantes del pueblo, además de sus proezas militares y políticas, puede ayudarnos a reflexionar y ver que, para servir mejor a los demás y a la Nación, no hace falta tener condiciones sobrehumanas. Lo que hubo primero, en el caso de San Martín, fue una preocupación por el bienestar, la educación y los valores de sus seres más queridos, pero también de las nuevas generaciones de argentinos. Él sabía que de todo esto dependía, en gran parte, la felicidad de un pueblo. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermoso homenaje, recordar a uno de los hombres de la altura de San Martín, cuantos hombre como él necesita la patria en estos días

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...